Y ahora trata de buscar la quietud interior. Conviértete en un observador de lo que ocurre en tu interior.
Observa los pensamientos que te atraviesan. A veces es un verdadero caos interior. El problema de nuestra vida contemporánea es que no nos tomamos el tiempo necesario para sentarnos y nunca nos detenemos a observar nuestro propio estado interior
Aunque veas malos pensamientos, no los descartes, no los juzgues.
Mientras te quedas quieto en el suelo, dirige tu atención hacia tu interior, hacia el centro.
Mantente centrado y observa lo que percibes: un sonido, un ruido exterior, una emoción, un estado de ánimo... sea lo que sea lo que se manifieste, haz el ejercicio de permanecer en tu centro, de mantener la quietud.
Al no permitirte estar descentrado, al no moverte externa o internamente, reforzarás cada vez más este estado de quietud interior.
Mi consejo: imagina que eres un lago. Todo lo que viene hacia ti, pensamientos, sentimientos, todo lo que no se ajusta a la armonía, ponlo en el fondo del lago. Y deja que el limo se hunda por sí mismo, para que el agua de tu lago sea clara y pura.
Regla 4: Utilizar mantras para meditar
Un mantra es una declaración de palabras o sonidos sagrados con significado y poder espiritual. Esta combinación de palabras está investida del poder de proteger, purificar y transformar a quien las repite, y puede ser iniciática y secreta. La repetición sirve de soporte auditivo para transmitir la idea o el símbolo de forma vibratoria a través de la palabra.
El mantra más conocido es sin duda el Om, o Aum. Para los hindúes, es el sonido primordial que corresponde a la primera creación del universo (el sonido anterior a la materia), que contiene en sí toda la vibración del universo y cuya repetición nos pone en armonía con la conciencia universal. El sonido más utilizado, Om (Aum), es el mantra raíz del que se derivan todos los demás mantras.